jueves, 21 de febrero de 2013

PODEMOS PERCIBIR ALGO DE SU IDENTIDAD MÁS PROFUNDA Y ESCONDIDA


ORACIÓN 


PUEDES LEER ESTE COMENTARIO AL EVANGELIO Y DESPUÉS EL EVANGELIO SABOREÁNDOLO.  SI TE DEJAS LLEVAR DEL ESPÍRITU DE JESÚS Y TE QUEDAS EN LA NUBE, EN LA EXPERIENCIA PROFUNDA EN LA QUE TE SIENTES AMADO HASTA LOS TUÉTANOS... NO HAGAS MÁS. PERMANECE Y GÓZATE. SI NO TIENES PALABRAS NO PASA NADA. EXPERIMENTAS A DIOS AMOR. Sinó pues lee los textos de aquí abajo hasta que te dejes encontrar por JESÚS.



ESCUCHAR A JESÚS

Los cristianos de todos los tiempos se han sentido atraídos por la escena llamada tradicionalmente "La transfiguración del  Señor". Sin embargo, a los que pertenecemos a la cultura moderna no se nos hace fácil penetrar en el significado de un relato redactado con imágenes y recursos literarios, propios de una "teofanía" o revelación de Dios.
Sin embargo, el evangelista Lucas ha introducido detalles que nos permiten descubrir con más realismo el mensaje de un episodio que a muchos les resulta
hoy extraño e inverosímil. Desde el comienzo nos indica que Jesús sube con sus discípulos más cercanos a lo alto de una montaña sencillamente "para orar", no para contemplar una transfiguración.
Todo sucede durante la oración de Jesús: "mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió". Jesús, recogido profundamente, acoge la presencia de su Padre, y su rostro cambia. Los discípulos perciben algo de su identidad más profunda y escondida. Algo que no pueden captar en la vida ordinaria de cada día.
En la vida de los seguidores de Jesús no faltan momentos de claridad y certeza, de alegría y de luz. Ignoramos lo que sucedió en lo alto de aquella montaña, pero sabemos que en la oración y el silencio es posible vislumbrar, desde la fe, algo de la identidad oculta de Jesús. Esta oración es fuente de un conocimiento que no es posible obtener de los libros.
Lucas dice que los discípulos apenas se enteran de nada, pues "se caían de sueño" y solo "al espabilarse", captaron algo.
Pedro solo sabe que allí se está muy bien y que esa experiencia no debería terminar nunca. Lucas dice que "no sabía lo que decía".
Por eso, la escena culmina con una voz y un mandato solemne. Los discípulos se ven envueltos en una nube. Se asustan pues todo aquello los sobrepasa. Sin embargo, de aquella nube sale una voz: "Este es mi Hijo, el escogido. Escuchadle". La escucha ha de ser la primera actitud de los discípulos.
Los cristianos de hoy necesitamos urgentemente "interiorizar" nuestra religión si queremos reavivar nuestra fe. No basta oír el Evangelio de manera distraída, rutinaria y gastada, sin deseo alguno de escuchar. No basta tampoco una escucha inteligente preocupada solo de entender.
Necesitamos escuchar a Jesús vivo en lo más íntimo de nuestro ser. Todos, predicadores y pueblo fiel, teólogos y lectores, necesitamos escuchar su Buena Noticia de Dios, no desde fuera sino desde dentro. Dejar que sus palabras desciendan de nuestras cabezas hasta el corazón. Nuestra fe sería más fuerte, más gozosa, más contagiosa.  José Antonio Pagola

EVANGELIO

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña para orar. Y, mientras oraba, el  aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que se iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: - Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: - Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle. Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. Lucas 9, 28-36



ÁBRENOS EL CORAZÓN

Presentamos nuestras peticiones al Señor, 
para que nos libere de vivir centrados en nosotros 

y los nuestros, abriendo nuestro corazón al mundo.

Para que los que participamos de tu eucaristía 
nos sintamos responsables del alimento 
de los hermanos.  
Ábrenos el corazón

Para que nos vayamos liberando del deseo de consumir y tener, fruto de la empatía con tantos hermanos 
que hoy pasan hambre. 
Ábrenos el corazón

Padre, danos entrañas de misericordia y cercanía 
de corazón, para adivinar cómo podemos cada uno ayudar a los que tenemos al lado. 
Ábrenos el corazón.


Para que vivamos comprometidos con la mejora 
de este mundo y tu mensaje nos fortalezca 
y dinamice para hacer lo adecuado. 

Ábrenos el corazón.

Para que los políticos, los creyentes y toda la gente de buena voluntad pongamos todo el interés 
para que haya un mejor reparto de los bienes del mundo. Ábrenos el corazón

Tú, buen Padre Dios, 
que conoces nuestras buenas intenciones 
y nuestros corazones un poco raquíticos, 
recoge nuestros deseos y haznos cada día más hermanos de los seres humanos, 
te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. 
Mari Patxi Ayerra



Transfigúrame, Señor, transfigúrame

Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de ti en tu gloria traspasado
Transfigúrame, Señor, transfigúrame
Mas no a mí solo,
purifica también
a todos los hijos de tu Padre
que te rezan conmigo o te rezaron,
o que acaso ni una madre tuvieron
que les guiara a balbucir el Padrenuestro
Transfigúranos, Señor, transfigúranos
Si acaso no te saben, o te dudan
o te blasfeman, límpiales el rostro
como a ti la Verónica;
descórreles las densas cataratas de sus ojos,
que te vean, Señor, como te veo
Transfigúralos, Señor, transfigúralos
Que todos puedan, en la misma nube
que a ti te envuelve,
despojarse del mal  y revestirse
de su figura vieja y en ti transfigurada.
Y a mí, con todos ellos, transfigúrame
Transfigúranos, Señor, transfigúranos.
Amén.

http://catequesisdominical.blogspot.com.es/2013/02/domingo-ii-de-cuaresma-c.html

Mª Celeste Crostarosa nos deja HOY esta palabra:





Descubro que el aliento 

que respiro 

es participación de la vida
de aspiración del Espíritu 

en tu misma divinidad.

Diálogos 6 7

jueves, 14 de febrero de 2013

Jesús deja traslucir la belleza de Dios




Domingo 2 de Cuaresma – C


Hay días que amanecen igual que los demás. Y sin embargo terminan siendo distintos.

Aquel día Jesús invitó a sus tres más allegados a subir con El al monte.

No. No era una prueba de alpinismo.

Los invitó a orar. Por tanto, a hablar con Dios.


Para muchos la oración parece un tiempo perdido, cuando hay tanto que hacer.

Sin embargo, fue mientras Jesús oraba que se transfiguró delante de ellos.
No dice que ellos orasen. Pero sí fueron testigos de lo que es capaz de hacer la oración.


“Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, los vestidos brillaban de blancos”.
La mejor manera de enseñar a orar, no es hablar de la oración.
La mejor manera de enseñar a orar, es poniéndose uno en oración.
Porque es ahí donde uno descubre la importante que es la oración.
Porque es precisamente en la oración, en esa experiencia de Dios, donde Jesús se transfigura.

Mientras Jesús deja traslucir la belleza de Dios en él, también ellos se sienten “transformados”.
Sienten el asombro de lo que están viendo.
Sienten la alegría no que tenían mientras subían.
Sienten el gozo de que aquello que no termine.
“Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas”.
“Aquí nos quedamos”.

La experiencia de Dios despierta el corazón dormido.
La experiencia de Dios despierta las alegrías dormidas.
La experiencia de Dios despierta las ganas de sentirnos cerca de Dios.

Pero, Pedro, solo quiere quedarse en ese ambiente maravilloso.
Una experiencia que le hace olvidarse de que abajo en el llano están los otros.
Una experiencia que le hace olvidarse de que abajo en el llano los demás les esperan.
Una experiencia que le hace olvidarse de que abajo es donde los necesitan.
Pero entendió bien la oración como experiencia de lo maravilloso que es Dios.
Pero no entendió que la experiencia de Dios no es para quedarse a solas con ella.
No entendió que la experiencia de Dios tiene que llevarnos siempre al encuentro con los otros.

El maestro hizo una experiencia con sus discípulos.
Se lo pasaron estupendo.
Y cuando más felices estaban, el maestro les dice que “es hora de bajar”.
Los discípulos le dijeron: “Maestro, ¿no te da pena dejar estos momentos tan bonitos?”
Estos momentos tan bonitos, dijo el maestro, se disiparían pronto si los guardamos en la caja fuerte de nuestro corazón. Lo importante es prolongar la experiencia ahora con los demás.
La oración que encierra en uno mismo se convierte en un lago tranquilo sin salida.
La oración, como experiencia de Dios, se convierte en esos reservorios de agua de las ciudades, que tiene una serie de conductos que hace que el agua llegue a todas las casas de la ciudad.

La oración no es para pasarlo bien a solas.
La oración es para sentirnos bien cuando a estamos a solas con El.
La oración es para luego sentir que esa experiencia debe ser un dinamismo que nos conduce hacia los demás.
Oramos para descubrir a Dios.
Oramos para comunicar a los demás lo que hemos descubierto.
Oramos para anunciar a los demás que Dios es capaz de hacernos felices.
Oramos para anunciar a los demás que Dios solo se puede experimentar desde dentro.
Oramos para anunciar a los demás que Dios puede cambiar nuestras vidas.
Oramos no para hacernos constructores de tiendas donde lo pasemos bien.
Oramos no para quedarnos arriba en la cima del monte.
Oramos para bajar al llano con la nueva experiencia de Dios.

La oración no nos aísla, ni aunque seamos monjas de clausura.
La oración no nos hace solitarios, aunque vivamos en el claustro conventual.
La oración, como experiencia de Dios, nos abre más allá de nosotros mismos.
La oración, como experiencia de Dios, baja a nuestros pies para llevar la buena noticia a los demás.

No se puede hablar de Dios, si no le hemos experimentado.
No se puede anunciar a Dios, si no le hemos visto.
No se puede proclamar a Dios, si antes no hemos sido cogidos por su belleza.
No se puede hablar adecuadamente de Dios si antes no sentimos esa felicidad de quedarnos siempre con él, aunque luego tengamos que volver a encontrarnos con los hombres. Clemente Sobrado C. P.
En Camino Misionero


Orar es dialogar con Dios como con una persona con la que tengo confianza.

Es tratar con Dios como con un amigo íntimo. Como hacía Moisés con Dios, "Dios hablaba cara a cara con él como un hombre habla con su amigo" (Ex 33,11).

ORAR ES UN CAMINO, UN PROCESO, como el que hacemos en una AMISTAD.

No oran más lo que más saben sino los que más sienten: Necesitas un corazón humilde y sencillo para encontrarnos con Dios.

Te doy gracias, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños Lc 10,21.

La raíz de la oración está en nosotros mismos. En nuestro corazón.

Orar es dejarnos AMAR POR EL QUE NOS HA CREADO y nos ha llamado a SER HIJOS DE DIOS.Es sabernos en los brazos de nuestro PADRE DIOS.

Orar es DEJARNOS AMAR POR EL QUE NOS AMÓ PRIMERO.

Orar es aprender a mirar a Jesús y sus actitudes dejándonos amar por Él en sus pensamientos, palabras, sentimientos acciones.

Orar es DESPERTAR e ir tomando conciencia cada vez más de nuestro verdadero SER.

Nunca puede ser una huída de nosotros mismos. Es siempre una llamada a comprometernos más y mejor con la realidad, con nuestros hermanos, con los que más sufren, con los que nos rodean.

Orar es como descubrir que estamos en la inmensidad del mar. Dios es el mar en el que nosotros vivimos, nos movemos y existimos.



miércoles, 13 de febrero de 2013

CENIZA



Primera lectura
Lectura de la profecía de Joel (2,12-18):
 «Ahora, oráculo del Señor, convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas.» Quizá se arrepienta y nos deje todavía su bendición, la ofrenda, la libación para el Señor, vuestro Dios. Tocad la trompeta en Sión, proclamad el ayuno, convocad la reunión. Congregad al pueblo, santificad la asamblea, reunid a los ancianos. Congregad a muchachos y niños de pecho. Salga el esposo de la alcoba, la esposa del tálamo. Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: «Perdona, Señor, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, no la dominen los gentiles; no se diga entre las naciones: ¿Dónde está su Dios? El Señor tenga celos por su tierra, y perdone a su pueblo.»

Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.12-13.14.17
 R/. Misericordia, Señor: hemos pecado
 Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
 por tu inmensa compasión borra mi culpa;
 lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.
 Pues yo reconozco mi culpa,
 tengo siempre presente mi pecado:
 contra ti, contra ti sólo pequé,
 cometí la maldad que aborreces. R/.
 Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
 renuévame por dentro con espíritu firme;
 no me arrojes lejos de tu rostro,
 no me quites tu santo espíritu. R/.
 Devuélveme la alegría de tu salvación,
 afiánzame con espíritu generoso. Señor,
 me abrirás los labios,
 y mi boca proclamará tu alabanza. R/.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,20–6,2):
 Nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios. Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: «En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación.

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):
 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensara.»

domingo, 3 de febrero de 2013

PROFETAS PALABRAS VIVAS


Orar con los textos 
del 4º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO C

PREPARACIÓN REMOTA: REFLEXIÓN:

PRIVADOS DE ESPÍRITU PROFÉTICO
         Sabemos que históricamente la oposición a Jesús se fue gestando poco a poco: el recelo de los escribas, la irritación de los maestros de la ley y el rechazo de los dirigentes del templo fueron creciendo hasta acabar en su ejecución en la cruz.
         También lo sabe el evangelista Lucas. Pero, intencionadamente, forzando incluso su propio relato, habla del rechazo frontal a Jesús en la primera actuación pública que describe. Desde el principio han de tomar conciencia los lectores de que el rechazo es la primera reacción que encuentra Jesús entre los suyos al presentarse como Profeta.
         Lo sucedido en Nazaret no es un hecho aislado. Algo que sucedió en el pasado. El rechazo a Jesús cuando se presenta como Profeta de los pobres, liberador de los oprimidos y perdonador de los pecadores, se puede ir produciendo entre los suyos a lo largo de los siglos.
         A los seguidores de Jesús nos cuesta aceptar su dimensión profética. Olvidamos casi por completo algo que tiene su importancia. Dios no se ha encarnado en un sacerdote, consagrado a cuidar la religión del templo. Tampoco en un letrado ocupado en defender el orden establecido por la ley. Se ha encarnado y revelado en un Profeta enviado por el Espíritu a anunciar a los pobres la Buena Noticia y a los oprimidos la liberación.
         Olvidamos que la religión cristiana no es una religión más, nacida para proporcionar a los seguidores de Jesús las creencias, ritos y preceptos adecuados para vivir su relación con Dios. Es una religión profética, impulsada por el Profeta Jesús para promover un mundo más humano, orientado hacia su salvación definitiva en Dios.
         Los cristianos tenemos el riesgo de descuidar una y otra vez la dimensión profética que nos ha de animar a los seguidores de Jesús. A pesar de las grandes manifestaciones proféticas que se han ido dando en la historia cristiana, no deja de ser verdad lo que afirma el reconocido teólogo H. von Balthasar: A finales del siglo segundo "cae sobre el espíritu (profético) de la Iglesia una escarcha que no ha vuelto a quitarse del todo".
         Hoy, de nuevo, preocupados por restaurar "lo religioso" frente a la secularización moderna, los cristianos corremos el peligro de caminar hacia el futuro privados de espíritu profético. Si es así, nos puede suceder lo que a los vecinos de Nazaret: Jesús se abrirá paso entre nosotros y "se alejará" para proseguir su camino. Nada le impedirá seguir su tarea liberadora. Otros, venidos de fuera, reconocerán su fuerza profética y acogerán su acción salvadora.

EL MIEDO A SER DIFERENTES
Pronto pudo ver Jesús lo que podía esperar de su propio pueblo. Los evangelistas no nos han ocultado la resistencia, el escándalo y la contradicción que encontró Jesús muy pronto, incluso en los ambientes más allegados. Su actuación libre y liberadora resultaba demasiado molesta y acusadora. Su comportamiento ponía en peligro demasiados intereses.
Jesús lo comprende así con toda lucidez. Es difícil que un hombre que se pone a actuar escuchando fielmente a Dios sea bien aceptado en un pueblo que vive de espaldas a Él. «Ningún profeta es bien mirado en su tierra».

Los creyentes no lo debiéramos olvidar. No se puede pretender seguir fielmente a Jesús y no provocar, de alguna manera, la reacción, la extrañeza, la crítica y hasta el rechazo de quienes, por diversos motivos, no pueden estar de acuerdo con un planteamiento cristiano de la vida.

¿No somos los creyentes demasiado «normales» y demasiado bien aceptados en una sociedad que no es tan normal ni tan aceptable cuando se miran las cosas desde la fe? ¿No nos sentimos demasiado a gusto y bien adaptados?

Nos da miedo ser diferentes. Hace mucho tiempo que está de moda «estar a la moda». Y no sólo cuando se trata de adquirir el traje de invierno o escoger los colores de verano. El «dictado de la moda» nos impone los gestos, las maneras, el lenguaje, las ideas, las actitudes y las posiciones que debemos defender.

Se necesita una gran dosis de coraje y de valor para ser fiel a las propias convicciones, cuando todo el mundo se acomoda y adapta «a lo que se lleva». Es más fácil vivir sin un proyecto de vida personal, dejándose llevar por los acontecimientos y los convencionalismos sociales. Es más fácil instalarse cómodamente en la vida y vivir superficialmente según lo que nos dicten desde fuera.

Al comienzo, quizás, uno escucha todavía una voz interior que le dice que no es ése el camino acertado para crecer como hombre ni como creyente. Pero, pronto nos tranquilizamos. No queremos pasar por «un anormal», «un extraño» o «un loco». Se está más seguro sin distanciarse del rebaño.

Y así seguimos caminando. En rebaño. Mientras desde el evangelio se nos sigue invitando a ser fieles a nuestras convicciones creyentes, incuso cuando puedan acarreamos la crítica y el rechazo dentro de nuestra misma clase social, nuestro propio partido, el círculo profesional y social en el que nos movemos y hasta en el entorno más cercano de nuestros amigos y familiares.
José Antonio Pagola



MARÍA CELESTE NOS DICE HOY A NUESTRO CORAZÓN:




Vi como puntos brillantísimos (1) de pureza en Dios. 

Todos 
con su centellear me herían de amor 
a ti
Diálogos 7 2 


(1)se refiere a los santos


Oración Colecta
Jesús pide Profetas como Él Mismo
Pidamos a Dios
que sepamos escuchar su Palabra
y llevarla a la práctica en nuestra vida.

Señor Dios, Padre nuestro:
Tú nos diriges hoy las palabras exigentes
del evangelio de Jesús, tu Hijo.
Que no sean palabras
que proceden  de un pasado lejano,
sino que sean palabras vivas que nos impacten ahora
y nos sacudan de nuestra mezquina paz
con nosotros mismos.
Danos la gracia de percibir los signos
y las necesidades de nuestro tiempo
y ayúdanos a hablar alto sin miedo,
con la palabra viva de  nuestras vidas,
el mensaje de verdad, de justicia y de amor
de Jesucristo nuestro Señor.

Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (1,4-5.17-19):

En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles. Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.»




Salmo
Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17

R/. Mi boca contará tu salvación, Señor
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R/.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú,
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.
Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.



Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

 Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,21-30):
 En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»

 Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» 

 Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»

 Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.




ORACIÓN: 

Como siempre quédate con una Palabra, un gesto de Jesús, un silencio, una Presencia... y PERMANECE... Él actúa.