miércoles, 27 de julio de 2011

SER COMO ÉL






Primera lectura





Lectura del libro de Isaías (55,1-3):

Así dice el Señor: «Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.»


Salmo



Sal 144

R/.
 Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R/.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.


Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,35.37-39):

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista,
se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»
Jesús les replicó: «No hace falta que vayan,
dadles vosotros de comer
Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»
Les dijo: «Traédmelos.»
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Meditación-contemplación

Retomar este evangelio en verano, en un momento de descanso, nos sorprende como la misma vida. Jesús se encuentra con una experiencia dolorosa: La muerte de Juan Bautista. ¿Cuál es su reacción? Irse a un lugar tranquilo y apartado. En ese lugar nos encontramos HOY con Él. Nos invita gratis a comer y beber de balde EL PAN DE LA VIDA Y EL VINO DE LA ALEGRÍA DE SU PASCUA. Escuchad, venid a mí, escuchadme y viviréis...

En la oración de este día voy a gustar de todos los verbos de la Palabra... Voy a tener el corazón atento a su Presencia...

COMPASIÓN, MISERICORDIA, GRACIA...

Y una invitación: DADLES DE COMER.

Sólo habiendo gustado ese Pan Partido y repartido y habiendo vivido la invitación de Jesús a SER EUCARISTÍA VIVA, MEMORIA DE SU AMOR SIN MEDIDA, voy a vivir de forma nueva esta invitación y a dar respuesta desde la vida concreta.

Nuestro mundo hambrea justicia, amor, paz y mucho más.

JESÚS, PAN VIVO BAJADO DEL CIELO, me hace ser como Él.

HOY voy a gustar esta invitación como la gran llamada de este verano:

SER UNA/O CON ÉL,
SER EN ÉL,
VIVIR DE SU AMOR,
DAR MI VIDA -COMO ÉL- POR LOS DEMÁS.
(cfr. Yo soy, dejad ir a estos) Jn 18,6-8.
Que mi Pasión sea la Pasión de Jesús
porque es Él en mí.
El dolor, el hambre, la injusticia de nuestro mundo
es mía.
Nada ajeno a Jesús lo es para mí.
Todo es tuyo.
Vosotros de Cristo
y Cristo de Dios. 1Corintios 3,21-23


Mª Celeste nos dice HOY:

Mírate a tí misma como en realidad eres.

Descansa en todo: en los trabajos, en las dudas, en las persecuciones y en las humillaciones estréchate en el seno de tu querida madre. Mientras estés abrazada a ella no te puede llegar mal alguno. A estas entrañas de gozo no llega el dolor.

Descansa del todo en los brazos de mi Providencia, como quien es llevado por un vigoroso gigante. 
Mª Celeste Crostarosa - D 8