sábado, 31 de marzo de 2012

ORACIÓN SABER DECIR AL ABATIDO UNA PALABRA DE ALIENTO


Domingo de Pasión - Ciclo B

Domingo 01 de Abril del 2012

HOY entramos en la Gran Semana. Semana de silencio y contemplación por excelencia. Si te cuesta el silencio haz algún ejercicio pequeñito en la vida diaria. Cuando lo descubras verás cuánto te enseña a descubrir dónde brota la fuente que no cesa, el torrente de la vida...  


HOY, vamos dejar vivir a JESÚS EN NOSOTROS, más que nunca desde el silencio y la contemplación. HOY ACOGEMOS A LA VIDA ENTRANDO EN HUMILDAD EN NOSOTROS. No juzga nuestras posturas. Sí, nos interpela. Sí, nos enseña el verdadero amor. 

¿Con qué actitud le acojo? 

HOY ESCUCHO EN MI CORAZÓN ESA RESPUESTA QUE ME DA JESÚS PERSONALMENTE. 


Le pregunto ¿Qué quieres que haga por ti? Y esa pregunta se la hago durante toda la semana...

Voy a dejarme mirar por Jesús en su radical debilidad y en la debilidad de millones de personas que mueren injustamente.
Esa va a ser mi oración, si lo deseo, en esta semana.
.



Laudate omnes gentes 
Alabad al Señor todas las naciones
ORACIÓN COLECTAo
Señor, Dios nuestro:
Tú eres un Padre generoso, 
que nos das lo que es bueno para nosotros
simplemente porque nos amas.
Danos un corazón agradecido, Señor, 
para que aprendamos de ti
a dar y compartir sin condición alguna,
sino sencillamente con amor y alegría,
como Jesús hizo entre nosotros, 
tu Hijo, que vive contigo y con nosotros
por los siglos de los siglos.


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (50,4-7):


Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.




Salmo

Sal 21,8-9.17-18a.19-20.23-24

R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme, se burlan de mí, hacen visajes,
menean la cabeza: «Acudió al Señor, 
que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere.» R/.

Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R/.

Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R/.

Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R/.


Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):


Cristo, a pesar de su 


condición divina, no 


hizo alarde de su 


categoría de Dios; al 


contrario, se despojó de 


su rango y tomó la condición de esclavo, pasando 


por uno de tantos. Y así, actuando como un 


hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse 


incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso 


Dios lo levantó sobre todo y le concedió el 


«Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al 


nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en 


la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: 


Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.




 Evangelio
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (15,1-39):

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:


S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»


C. Él respondió:


+ «Tú lo dices.»
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:


S. «¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti.»


C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:


S. «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?»


C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:


S. «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?»


C. Ellos gritaron de nuevo:


S. «¡Crucifícalo!»


C. Pilato les dijo:


S. «Pues ¿qué mal ha hecho?»


C. Ellos gritaron más fuerte:


S. «¡Crucifícalo!»


C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio –al pretorio– y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:


S. «¡Salve, rey de los judíos!»


C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos.» Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como un malhechor.» Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:


S. «¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.»


C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:


S. «A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.»


C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, jesús clamó con voz potente:


+ «Eloí, Eloí, lamá sabaktaní.»


C. Que significa:


+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»


C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:


S. «Mira, está llamando a Elías.»


C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:


S. «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.»


C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:


S. «Realmente este hombre era Hijo de Dios.»


Mª Celeste nos dice hoy:

¡Hosanna al Hijo de David!¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Mt 21 9

Ven en mi amor y en mi seguimiento glorioso y mira todo lo que me complazco obrar en ti en este día: Deseo entrar en tu alma como entré en la ciudad de Jerusalén para el triunfo de mi HUMILDAD cabalgando como rey de paz en un asnillo. En el pan eucarístico caminaré sobre tu fe. VENGO A TI EN SON DE PAZ. Y tú, a las puertas de esta ciudad me prepararás el camino, poniendo en la tierra tus vestidos, es decir, tus pasiones y sentidos. Y cortarás también las ramas de los árboles que son tus seducciones,  de suerte que todos tus inclinaciones estén dirigidas a mi gloria. M. Celeste - Meditaciones de cuaresma 2


sábado, 17 de marzo de 2012

ORACIÓN VER EL MUNDO Y NUESTRA VIDA CON LOS OJOS DE JESÚS

Domingo 4º de Cuaresma - Ciclo B

 Domingo 18 de Marzo del 2012

Hoy te voy a dejar "el papel en blanco" para que tú mismo escribas la oración en un folio o en un cuaderno donde tienes tus cosas íntimas, después de haber comprendido algo que el Señor te dice a ti. 



Oración Colecta
Oremos a nuestro Padre
que con Cristo nos llevó a la vida.

Oh Padre, lleno de gracia y de amor:
Tú todavía amas tanto al mundo 
que sigues entregándole a Jesús, tu Hijo.
Que su cruz sea para nosotros la señal 
de que estás con nosotros 
en días de miseria y aflicción.
Que podamos mirarle como modelo y aprender de él
a abrir nuestras manos y corazones, unos a otros
y a darnos a nosotros mismos con nuestros dones.
Y que esto ayude al mundo a percibir tu luz
y a aceptar al Hijo que nos has dado,
Jesucristo, nuestro Señor, 
por los siglos de los siglos.



Primera lectura
Lectura del segundo libro de las Crónicas (36,14-16.19-23):


En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio. Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años.»

En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: «Así habla Ciro, rey de Persia:

"El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!"»


 Salmo

Sal 136,1-2.3.4.5.6



R/. Que se me pegue la lengua al paladar

si no me acuerdo de ti

Junto a los canales de Babilonia

nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;

en los sauces de sus orillas 

colgábamos nuestras cítaras. R/.

Allí los que nos deportaron 

nos invitaban a cantar;

nuestros opresores, a divertirlos: 

«Cantadnos un cantar de Sión.» R/.

¡Cómo cantar un cántico del Señor 

en tierra extranjera!

Si me olvido de ti, Jerusalén,

que se me paralice la mano derecha. R/.

Que se me pegue la lengua al paladar 

si no me acuerdo de ti,

si no pongo a Jerusalén 

en la cumbre de mis alegrías. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,4-10):


Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo –por pura gracia estáis salvados–, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.



Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,14-21):


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»





 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.


 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»





Comentario a la Palabra



Una revista japonesa tiene en una de sus páginas la fotografía de una mariposa en blanco y negro. Pero al contacto del calor de la mano la tinta reacciona y la mariposa se va transformando poco a poco y aparece llena de color y en toda su belleza.

Tenemos  muchas páginas en blanco y negro, grises, que esperan también ser transformadas y llenarse de color y de vida.



Hay  muchos Nicodemos que buscan a Jesús pero como el Nicodemo del evangelio no entienden el mensaje de Jesús.

Jesús le dijo a Nicodemo que para entrar en el Reino de dios "hay que nacer de nuevo". Hay que aprender a ver.


No somos religiosos porque creemos unas verdades, recitamos una oraciones y celebramos unos ritos, sino porque vemos el mundo y nuestra vida con los ojos de Jesús. Y venimos aquí para aprender a ver y nacer de nuevo.

Cierto, hay muchas maneras de ver a Jesús.

El Jesús que ven los niños, los adultos, los incrédulos, los cristianos. El Jesús del cine y del arte. Incluso entre los curas hay distintas maneras de verlo y hablar de Él.


"Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto así también es necesario que el Hijo del hombre, Jesús, sea levantado en alto".


Nos cuenta el libro de los Números la prueba de las serpientes venenosas. Dios no elimina las serpientes pero les da a todos un contraveneno: mirar a la serpiente que Moisés levantó y así quedaban libres del veneno de la picadura.


"El Hijo del hombre, Jesús, tiene que ser levantado en alto para que todo el que crea tenga vida eterna".


En el tiempo nuevo, en el nuevo templo que es Jesús hay que mirar al que es siempre nuevo. Jesús es levantado en alto. Levantado en la cruz, Jesús es el contraveneno para el pecado; levantado en la cruz, Jesús es la puerta de la vida; levantado en la cruz, Jesús es la prueba de que Dios nos ama; levantado en la cruz, Jesús es el que nos mira y nos presta sus ojos para vernos a nosotros mismos redimidos y amados.

Levantado en alto, Jesús es también glorificado, resucitado, sentado a la derecha del Padre, victorioso y triunfador.


Levantado, nosotros somos urgidos a mirar al que levantaron, es decir, creer en el que dio la vida por nosotros.


"Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único para que todo el que crea tenga vida eterna".


El amor verdadero no pide nada. El amor verdadero da, se da. Y Dios que es amor no te pide nada, se te da a si mismo a través de su Hijo único. Dios da porque ama.

Y el amor de Dios no se conquista como el amor de una mujer con piropos, con citas, regalos y promesas de eterna fidelidad. El amor de Dios se acepta sin más. El amor de Dios, como todos los amores, tiene su prueba de fuego y ésta es la cruz de su Hijo


Y el que mira y cree en el Hijo, ve y cree en el Padre y tiene ya la vida eterna.

A veces escucho testimonios de personas que me confiesan: yo empecé a sentar la cabeza y a tomarme la vida en serio cuando conocí a la que hoy es mi esposa. Hay amores que nos cambian el rumbo de la vida, nos hacen más maduros y nos ayudan a ver las cosas con ojos nuevos.


Imagínese el cambio que tendría que dar un cristiano cuando descubre que es amado por Dios, que Dios muere en Jesús por él, que Dios le ofrece gratis la salvación y que la vida para siempre es puro don; entonces esa página en blanco y negro que es su vida se transforma en una página llena de color y gozo y alabanza cuando es tocada por el calor del amor de Dios.


¿Se dejará usted, hoy, tocar por el amor de Dios?

¿Aceptará usted, hoy, al Hijo único que Dios le da?

Si sí, ha entrado en la vida eterna.

Si sí, ha sido transformado por el amor.

Si sí, ¿qué personas puede usted transformar hoy con el calor de su mano y de su amor?

¿Su familia, su comunidad, su iglesia, sus amistades…?

Sólo desde el amor que Dios ha plantado en su corazón puede usted transformar el mundo y su mundo.


Tanto amó Dios al mundo que me dio, a mí, su Hijo único. Y yo quiero responder con mi fe y mis obras al amor de Dios.


Y quiero que mi trabajo no sea sólo el maldito trabajo de cada día sino un trabajo de amor a Dios y a los hermanos. 

Félix Jiménez Tutor



Mª Celeste  (siglo XVIII) comenta este texto  extensamente. Te dejo un fragmento:

Habiendo llegado el alma a la subida del monte de la perfección y habiendo hecho en su interior un hondón profundo en el que se planta la cruz de su Amado, vive allí en la soledad interior y se deleita en el centro de la verdadera humildad. Allí, Verbo divino amante, le comunicas la Palabra de tu eterna verdad  de la pura fe, en palabra de verdadera sabiduría, sin formas ni figuras, ni bajo especies sensibles. Ella la recibe, no en palabras, sino en luz de verdad. Entonces, Dios Padre te espira, Palabra suya,    en el mundo interior del alma amante, y en pureza de fe es iluminada, instruída y amaestrada de altas doctrinas no masticadas por su entendimiento, sino en  Palabra de Verdad, (cfr. Col. 1,5) y sencillez de corazón (cfr. Sb 1,1). Esta eterna verdad no es dada al alma para que sea juzgada  sino para establecer su corazón en la posesión  de una verdadera paz interior; paz con Dios, paz en Dios, paz de Dios, paz consigo misma y paz con su prójimo.  De modo que de verdad esta venida al mundo interior del alma no es para juzgarla, sino para que el mundo sea salvado por Él.  J I 143




jueves, 8 de marzo de 2012

ORACIÓN TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA



HOY COGE EL SALMO 18 y deja que te empape el corazón. 


Sal 18,8.9.10.11

R/.
 Señor, tú tienes palabras de vida eterna

La ley del Señor es perfecta 
y es descanso del alma;
el precepto del Señor
es fiel e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida 
y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor
es pura y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos 
y enteramente justos.R/.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel 
de un panal que destila.R/.

DOMINGO 3 CUARESMA B
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domingo, 4 de marzo de 2012

QUISIERA VERTE POR DENTRO PARA CONTEMPLAR TU CORAZÓN


HOY. DESPUÉS DE PREPARARME AL ENCUENTRO CON JESÚS EN LA LECTURA MEDITATIVA DE  LA PALABRA Y EL COMENTARIO DE ALLÁ ABAJO, ME QUEDO EN SILENCIO, DEJANDO QUE JESÚS VIVA EN MÍ Y ME TRANSFIGURE Y TRANSFORME.
NO TE DIGO MÁS. DEJA LAS IDEAS, LOS SENTIMIENTOS, TODO LO QUE NO TE DEJE LIBRE PARA ESCUCHAR AL CREADOR.  
Oración Colecta
Oremos al Padre
que la luz de Cristo resplandezca sobre nosotros.

Oh Padre amoroso:
Durante un breve tiempo
transfiguraste y glorificaste a tu Hijo en el monte Tabor
para animarle a llevar a cabo su misión 
y para fortalecer a sus discípulos.
Que la presencia de Jesús aquí con nosotros,
en esta nuestra eucaristía,
y las palabras que él nos dirige 
nos transformen y nos den luz y fuerza
para tomar con responsabilidad nuestra misión en la vida
y para aliviar la carga de nuestros hermanos y hermanas, 
hasta que nos transformes a imagen y semejanza suya
en la luz eterna de tu gloria.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.



Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (22,1-2.9-13.15-18):

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: «¡Abrahán!»
Él respondió: «Aquí me tienes.»
Dios le dijo: «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré.»
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. 
Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo «¡Abrahán, Abrahán!»
Él contestó: «Aquí me tienes.»
El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»



Salmo
Sal 115,10.15.16-17.18-19

R/.
 Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida

Tenía fe, aun cuando dije: 
«¡Qué desgraciado soy!»
Mucho le cuesta al Señor 
la muerte de sus fieles. R/.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.



Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,31b-34):

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. 
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

Comentario:

Cada año el segundo domingo de Cuaresma nos invita a mirar por dentro.
Es una invitación a dejar que Jesús se nos diga por dentro.
Es una invitación a mirar al otro lado de la cáscara de la humanidad.
Es una invitación a mirar la belleza interior que no se ve en el espejo sino en la experiencia de la interioridad.
Es una invitación a que Jesús se nos transforme y se deje mirar en la belleza de su corazón.
Y es una invitación a que podamos transformarnos a nosotros mismos y transformar a los demás para poder contemplar la belleza que se esconde en cada uno de otros, muchas veces escondida y por unas apariencias un tanto oscuras.

Estoy seguro de que muchos quisieran verte al desnudo, para contemplar tu cuerpo.
Yo quisiera verte por dentro para contemplar tu corazón.
Muchos quisieran ver tu cuerpo entero.
Yo quisiera ver entero tu corazón.
Ver tu cuerpo es posible que tenga ya poco de novedad.
Pero ver tu corazón es posible nos dé muchas sorpresas.

Quisiera ver cómo late tu corazón de amor.
Quisiera sentir tus propios sentimientos.
Quisiera compartir contigo tus penas.
Quisiera compartir contigo tus alegrías.
Quisiera ser testigo de tus sueños.
Quisiera ser testigo de tus esperanzas.

Quisiera ser testigo de cómo sientes ahí dentro a Dios.
Quisiera ser testigo de cómo hablas cada día con El.
Quisiera ser testigo de cómo Dios se revela en tu corazón.

Quisiera ser testigo de tu amor de esposo.
Quisiera ser testigo de tu amor de esposa.
Quisiera ser testigo de tu amor de padre.
Quisiera ser testigo de tu amor de hijo.
Quisiera ser testigo de tu amor de hermano.
Quisiera ser testigo de tu corazón cuando comulgas.
Quisiera ser testigo de tu corazón cuando perdonas.

Quisiera ser testigo de tus vacíos y desencantos.
Quisiera ser testigo de cuando tu corazón sonríe por dentro.
Quisiera ser testigo de cuando tu corazón llora por dentro.
Quisiera verte por dentro, ahí donde estás tú mismo.

Quisiera verte por dentro, ahí donde estás tú lleno de Dios y lleno de todos tus hermanos.
Quisiera verte por dentro, ahí donde “Dios hace su morada con el Hijo y el Espíritu Santo” y verte así de lleno hasta los bordes.
Estoy seguro que me sentaría al borde del camino de tu vida y me dedicaría a contemplar el variado jardín de tu corazón donde florecen las rosas grandes y las florecillas pequeñas.
¿Crees que habrá mejor espectáculo?

Sería como una especie de transfiguración de ti mismo.
Y ciertamente me llevaría la misma impresión y experiencia que los tres del Monte Tabor se llevaron con Jesús.

La belleza de cada uno la llevamos por dentro, por más que nosotros nos empeñemos en maquillarnos por fuera.
No dudo que dentro llevamos muchas basuras.
Pero tampoco dudo que dentro llevamos mucho más de bondad que de maldad.
Por dentro llevamos mucho más de bueno que de malo.
Por dentro llevamos mucho más de verdad que de mentira.
No dudo de la belleza que exhibimos por fuera.
Pero estoy seguro de que cada uno de nosotros somos mucho más bellos por dentro.
¿Por qué tanto empeño en mirarnos por fuera y tanto olvido de la verdad que esconde nuestro corazón?

Pensamiento: La belleza del alma es mucho más bella que la belleza del cuerpo por muchos maquillajes que le pongamos.

Por Clemente Sobrado C. P.



 Misioneros Redentoristas: La Palabra 

Canal de Reginagoberna  

Tú me enseñas la nada que son todas las cosas que están por debajo de tu ser, descubriéndome la sabiduría infinita... Y, con una comunicación secreta, me haces ver el amor con el que dispones todo para mi mayor bien, ordenando estas cosas para hacerme subir por encima de todas las cosas creadas, UNIÉNDOME A MI CENTRO
AMOR MÍO Y CORAZÓN MÍO, 
¿Cómo podré alabarte por tantas misericordias que sin número me concedes?
Que te alaban por mí todas las criaturas por los siglos eternos. 
M. Celeste CROSTAROSA - Diálogos 1 6