lunes, 6 de junio de 2011

SIEMPRE CON NOSOTROS


ORACIÓN - CONTEMPLACIÓN

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11):

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido,
movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. 


Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis
bautizados con Espíritu Santo


Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad.
Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. 


Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «
Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»


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Conclusión del santo evangelio según san Mateo (28,16-20):



En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.


Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo




 Meditación-Contemplación:


Me quedo con la Palabra que me llegue al corazón.
Dejo que Jesús actúe en mi corazón.
Él me instruirá internamente y me indicará el camino de la misión que Jesús me tiene encomendada HOY. 



M.Celeste nos dice HOY:


El tercer fruto es la saciedad de todo consuelo. Está llena, llenísima; no hay nada más que pueda pedir a Dios porque ve que todo le ha sido dado y que su Dios está solícito de las cosas de ella y se adelanta a ayudarla con un cuidado más que ordinario; por lo cual, se abrasa y se abisma en él. Dios ha tomado totalmente el cuidado del alma y ya sólo se ocupa de amar. Gr. 13