Nos has hecho para ti,
Señor,
y nuestro corazón estará insatisfecho
hasta que descanse en ti.
Señor, que todo mi corazón se inflame con amor por ti;
Haz que nada en mi me pertenezca y que no piense en mi;
Que yo arda y sea totalmente consumido en Ti;
Que te ame con todo mi ser, como incendiado por ti”.
(San Agustín)
Este gran santo nos enseña la importancia del don de Dios, de la conversión y de la libertad que tenemos para decidir nuestro camino.¡Me fascina su lenguaje tan actual y su amor tan grande!