lunes, 4 de octubre de 2010

TRES CAMINOS DE ORACIÓN

Un camino  hacia la oración interior consiste en vivir siempre  ante Dios y en su presencia y en referir a Dios cada una de nuestras acciones, aún cuando no pronunciemos fórmulas de oración.

Un segundo camino se basa en el diálogo con Dios.
Se necesita el espacio de la soledad, según Santa Teresa.
La soledad se hace fecunda cuando se hace HABITADA porque hay una relación: un Tú y un yo, haciéndose UNO.

El tercer camino para orar  constantemente  es el ejercicio de la meditación.  Digo la oración de Jesús: Señor, hijo de David, ten compasión de mi! O cualquier otro texto de la escritura al ritmo de la respiración. Esto es, se rumia la Palabra según la tradición monástica,  convirtiéndose en un hábito beneficioso, de tal manera que hasta durmiendo la oración hace cuerpo conmigo y la oración se hace ininterrumpida. Todo lo que vivo, hago o trabajo lo hago desde Él y en Él. ÉL VIVE EN MI.

cfr. La obra de Anselm Grün. ¡Merece la pena conocerla!