jueves, 2 de septiembre de 2010

SIEMPRE ALGO A LO QUE NACER DE NUEVO









Domingo  23º TIEMPO ORDINARIO C 
05 de Septiembre del 2010



Quizás te preguntes por qué cada semana pongo los textos de la Eucaristía del domingo.  ¡Es una opción personal! Tengo la experiencia de más de  cuarenta años de que si en la oración comunitaria oramos con la Palabra del domingo, ésta va haciéndose cada vez más vida de nuestra vida;  me va haciendo confrontar mi vida con el Evangelio y así la Eucaristía del domingo se convierte más en una FIESTA porque celebro en mi historia personal y comunitaria EL PASO DE LA MUERTE A LA VIDA.  Me explico: Siempre hay algo a lo que nacer de nuevo, siempre hay alguna conducta o actitud que la Palabra va transformando en mi, unas veces más consciente que otras.  Eso lo celebro, como PUEBLO DE DIOS EN MARCHA,  en la Eucaristía en comunión con la muerte y resurreción de Jesús.  

Este domingo en concreto me puedo hacer algunas preguntas para ayudarme en la profundización del Evangelio:

-¿He optado por Jesús de Nazaret? 
-¿Me he enamorado y entusiasmado con su persona? 
-¿Cuáles han sido mis prioridades a la hora de optar por él? 
-¿Discierno mi camino con alguien? ¿Me dejo acompañar por él? 
-¿Doy a la oración - encuentro con él- tiempo diario?

Puedo orar en cualquier sitio pero para ser realista es bueno asignar lugares y momentos. Sinó puede diluirse la experiencia, sobre todo cuando la experiencia no es muy intensa o consistente. 

He decidido no poner cantos porque cada grupo o comunidad tiene los suyos y es un poco inútil sugerirlos al ciberespacio. En YouTube o cualquier otro buscador, amén de "El tocho" de la Comunidad redentorista de Félix Boix de Madrid que se puede bajar en la web: www.redentoristas.org puedes encontrar cantos para todo momento. También en la comunidad de Taizé u otros lugares webs. 
  
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Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría (9,13-18):







¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere? Los pensamientos de los mortales son mezquinos, y nuestros razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita. Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde él cielo? Sólo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada, y la sabiduría los salvó.




Palabra de Dios


Salmo
Sal 89









R/. Señor, tú has sido nuestro refugio 

de generación en generación



Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia 
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R/.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.






Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón (9b-10.12-17):



Yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión; te lo envió como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo. 



Palabra de Dios



Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,25-33):


En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar." ¿O que rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.» 



Palabra del Señor

Oración Colecta



Pidamos el Espíritu de Dios

para que sigamos a Jesús 

de manera consistente.


    (Pausa)



Oh Dios y Padre nuestro:
Hemos aceptado tu invitación
a seguir a tu Hijo Jesucristo 
como discípulos suyos.
Que tu Espíritu nos dé la sabiduría y la fortaleza
para tomar en serio nuestra fe 
y para aceptar nuestra misión en la vida
con todas sus consecuencias.
Que el Espíritu Santo nos ayude
a seguir el camino de Jesús
sin miedo ni desaliento,
porque estamos seguros
de que él nos va a llevar a ti,
nuestro Dios bondadoso
por los siglos de los siglos.


Comentarios:

    2. Dejarlo todo, ganarlo todo. Fernando Torres Pérez cmf

No sé si en otros siglos el lenguaje de Jesús en el Evangelio de hoy les resultaría duro o muy duro o normal. De lo que estoy seguro es de que hoy suena en nuestros oídos extremadamente duro. La modernidad, el desarrollo a todos los niveles está orientado básicamente a hacer más fácil la vida humana. La medicina intenta liberarnos –aunque evidentemente no podrá vencer nunca la última batalla– del dolor y del sufrimiento físico y moral. Otras tecnologías han hecho más fáciles las comunicaciones a todos los niveles. Tenemos a nuestra disposición muchas más cosas para satisfacer nuestros deseos y hacer más cómoda nuestra vida. Los que han llegado a un alto nivel de desarrollo se sienten contentos y felices. Los que no han llegado todavía, desean llegar y trabajan para conseguirlo. Y nadie se lo puede impedir. Entendemos que es un derecho de toda persona el intentar conseguir para él y para los suyos mejores niveles de vida, de bienestar, de salud... Así es nuestro mundo y es bueno que así sea. 

 Lo sorprendente es escuchar en medio de nosotros la voz de Jesús que nos dice que hay que dejarlo todo para ser su discípulo. Ese “dejarlo todo” no se refiere solamente a las cosas materiales. Se refiere también a las relaciones afectivas y familiares que tan necesarias son para el bienestar de la persona. Para seguir a Jesús hay que dejar atrás al marido o a la esposa, a los hijos y también –¿dónde queda el cuarto mandamiento?– al padre y a la madre. Pero no queda ahí la cosa. Además, hay que coger la cruz y ponerse en pie para seguir a Jesús. Se nos viene a la memoria la figura de Abrahán al que Dios le pide que salga de su tierra y que vaya a otra tierra apoyado apenas en la promesa y en la fe. 

Dejarlo todo para seguir a Jesús
      Jesús no sólo nos pide que lo dejemos todo. Hay que seguirle. Hay que dejar los lugares conocidos y familiares y lanzarse al camino, a lo nuevo, a lo desconocido. Seguirle es toda una aventura. Más si se tiene en cuenta que su vida acabó en el Calvario. Todas son palabras muy duras para nuestros oídos. Estamos acostumbrados a algodones más suaves, deseamos una vida más cómoda, más muelle. La cruz consideramos que es algo que hay que dejar abandonada en la primera esquina o en el primer rincón oscuro que encontremos. Y si para ello nos hace falta un poco de ayuda psicológica, pues se busca y ya está. 

      Pero la propuesta de Jesús sigue ahí. Y Jesús nos dice la verdad. Hay que dejarlo todo para empezar una vida nueva. Porque el Reino supone una ruptura con nuestro propio pasado. Hay que perderlo todo para recuperarlo todo desde otro punto de vista: desde el punto de vista del Padre, del Abbá, que nos convoca a todos a la mesa de la fraternidad. No se puede seguir enganchado al pasado y al mismo tiempo seguir a Jesús. 

      Hay algo que no podemos dejar por mucho que nos empeñemos: los recuerdos, las heridas, las cicatrices de los combates que nos va dejando la vida –todo eso es la cruz que cargamos con nosotros– nos acompañan siempre. Es imposible decir que comenzamos una vida nueva y que el pasado queda olvidado. Nuestra vida, lo que somos, es la acumulación de nuestras decisiones y de sus consecuencias (previstas o imprevistas, queridas o no queridas). Todo eso es lo que nos va haciendo lo que somos, lo que va rellenando con tinta indeleble el libro en blanco que fuimos cuando nacimos y dábamos nuestros primeros pasos. 
      Jesús nos pide que seamos valientes y agarremos esa cruz. No hay que negar nada. Pero ninguna de esas cosas de nuestro propio pasado (a veces tenebroso, a veces luminoso) nos puede impedir seguir caminando detrás de Jesús. 

El amor que abarca todos y todo
      Construir el Reino, seguir a Jesús no es un juego de niños. Exige compromiso, dedicación, esfuerzo. Es gracia de Dios pero a la vez exige la participación de la persona. Es tarea de personas adultas, libres y responsables. Es tarea para los que han escuchado la Palabra de Jesús, la han acogido en su corazón y llegado a poseer la verdadera sabiduría, la que da la vida, la que nos devuelve la esperanza, como nos señala la primera lectura de este domingo. 

      Después, en el camino del seguimiento se descubren unas relaciones más profundas que las de la carne y la sangre. El Reino nos hace hermanos e hijos, hermanas e hijas, con un Padre común, con una familia a la que cuidar y atender, con un amor que no es exclusivo ni excluyente sino que se abre a todos, incluidos los marginados y los esclavos, como muestra el texto de la carta de Pablo a Filemón. 

      Al que sigue a Jesús de verdad, dejándolo todo, el corazón se le agranda hasta que se le hace tan grande como el mundo. Ese es el momento paradójico en que habiéndolo dejado todo lo vuelve a ganar todo.




  1. De un chico este pequeño comentario:
"Junto con Jesús iba un gran gentío"
http://compartelapalabra.blogspot.com/



4.  SEGUIR A JESÚS EN UN MUNDO QUE NO LE SIGUE.

Los ejemplos que emplea Jesús son muy diferentes, pero su enseñanza es la misma: el que emprende un proyecto importante de manera temeraria, sin examinar antes si tiene medios y fuerzas para lograr lo que pretende, corre el riesgo de terminar fracasando.

Ningún labrador se pone a construir una torre para proteger sus viñas, sin tomarse antes un tiempo para calcular si podrá concluirla con éxito, no sea que la obra quede inacabada, provocando las burlas de los vecinos. Ningún rey se decide a entrar en combate con un adversario poderoso, sin antes analizar si aquella batalla puede terminar en victoria o será un suicidio.

A primera vista, puede parecer que Jesús está invitando a un comportamiento prudente y precavido, muy alejado de la audacia con que habla de ordinario a los suyos. Nada más lejos de la realidad. La misión que quiere encomendar a los suyos es tan importante que nadie ha de comprometerse en ella de forma inconsciente, temeraria o presuntuosa.

Su advertencia cobra gran actualidad en estos momentos críticos y decisivos para el futuro de nuestra fe. Jesús llama, antes que nada, a la reflexión madura: los dos protagonistas de las parábolas «se sientan» a reflexionar. Sería una grave irresponsabilidad vivir hoy como discípulos de Jesús, que no saben lo que quieren, ni a dónde pretenden llegar, ni con qué medios han de trabajar.

¿Cuándo nos vamos a sentar para aunar fuerzas, reflexionar juntos y buscar entre todos el camino que hemos de seguir? ¿No necesitamos dedicar más tiempo, más escucha del evangelio y más meditación para descubrir llamadas, despertar carismas y cultivar un estilo renovado de seguimiento a Jesús?

Jesús llama también al realismo. Estamos viviendo un cambio sociocultural sin precedentes. ¿Es posible contagiar la fe en este mundo nuevo que está naciendo, sin conocerlo bien y sin comprenderlo desde dentro? ¿Es posible facilitar el acceso al Evangelio ignorando el pensamiento, los sentimientos y el lenguaje de los hombres y mujeres de nuestro tiempo? ¿No es un error responder a los retos de hoy con estrategias de ayer?

Sería una temeridad en estos momentos actuar de manera inconsciente y ciega. Nos expondríamos al fracaso, la frustración y hasta el ridículo. Según la parábola, la "torre inacabada" no hace sino provocar las burlas de la gente hacia su constructor. No hemos de olvidar el lenguaje realista y humilde de Jesús que invita a sus discípulos a ser "fermento" en medio del pueblo o puñado de "sal" que pone sabor nuevo a la vida de las gentes. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).


5. La pregunta es,
¿Voy yo hacerlo?
"Regina Mc Carthy, OP" <rmccarthyop@Yahoo.com>
M.Celeste nos dice HOY: 

PARA obtener esta unión y poseer esta unión y poseer esta participación en la vida de Dios, es necesario que el alma entre en él, que se una a JESÚS POBRE, HUMILDE, DEPRECIADO DE LOS HOMBRES, SEPULTADO EN BAJEZAS E INFAMIAS,  SELLADO DE OPROBIOS, OCULTO, Y DESCONOCIDO POR EL MUNDO, PERSEGUIDO Y BURLADO DE SU PUEBLO QUE PAGABA SUS MILAGROS CON INJURIAS E INGRATITUDES TANTOS BENEFICIOS RECIBIDOS. Ocultó sus grandezas divinas EN UN RIGUROSO SILENCIO ESCONDIENDO SU DIVINIDAD BAJO LOS DESPRECIOS SIN QUERER HACER NINGÚN MILAGRO.

EN CONSECUENCIA, SUS HUMILLACIONES SON LA LLAVE DE LOS TESOROS DEL DIOS VIVO. El alma tiene que vivir la vida de Jesús Hombre Dios despreciado y entrar en sus humillaciones para poder entrar en la vida de Dios. Recibe ella a Dios y es recibida por Dios recibiendo a Dios en su vida, vida de amor en el Espíritu Santo.

Este es el espíritu del Instituto:
VIVIR EN UNIÓN DE AMOR LA MISMA VIDA DEL HIJO ETERNO AMOR, EL VERBO, HOMBRE DIOS, VIDA NUESTRA.
QUE ASÍ SEA.
M. CELESTE – Reglas. El espíritu del Instituto.


Bendición


Hermanos: Como en otros domingos, de nuevo nos vemos confrontados hoy con Jesús y su mensaje.


Éstos someten nuestra vida a la crítica del Evangelio.


¿Eres tú mi discípulo? Muy bien.


Pero ¿te atreves a hablar claro a favor de los hermanos oprimidos?


¿Prestas atención y tiempo a los hermanos necesitados?
¿Puedes aceptar dificultades por amor a los otros?
Éstas son las señales del verdadero discípulo.
Hemos reflexionado sobre estas características
y le pedimos a Dios que nos dé fuerza. 
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros  y nos acompañe siempre.